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Apenas pasa la Navidad en Miróbriga, la vida se ve de otra manera; y qué decir cuando los primeros alares empiezan a dibujar ese marco incomparable de nuestros encierros. Entonces la vida y la rutina empiezan a verse desde alares. Ellos encuadran los fotogramas de nuestra existencia, aunque parezca extraño a ojos de cualquiera, así es.
Por eso hoy he querido enfocar mi cámara hacia esas miradas, hacia esas sensaciones que solo los farinatos podemos comprender.
Todo gira alrededor de esos cuatro días mágicos que cada año esperamos, y que nada más finalizar el miércoles de ceniza, vuelve a empezar la cuenta atrás.
Madres agitadas pensando en las compras, en preparar las viandas para los hijos que desde los distintos puntos de España e incluso del extranjero –donde la tierra que tanto aman los exilió– regresan sintiendo desde lejos la llamada del Reloj Suelto.
Estudiantes nerviosos, distraídos para disgusto de sus profesores, que ven que no es posible hacerles relajarse de esa inquietud que los domina y les impide concentrarse en sus estudios.
Niños pequeños que, aunque no entienden aún el significado de la fiesta, perciben la ilusión y, contagiándose de ella, suman a sus habituales juegos el subirse a los alares. Es frecuente ver cómo cambian balones por trapos o prendas con los que emular a los toreros y maletillas, o que corren por los patios como precoces recortadores.
Todo gira en torno al Carnaval. Todos los pensamientos están ocupados en la preparación o en las compras de los disfraces, cada vez más presentes, de niños y grandes.
Conseguir un local para la “peña”, refugio y sueño de adolescentes –aunque desvelo de sus padres, ya que a menudo éstas, por desgracia, son el amparo de sus coqueteos con el alcohol.
Locura transitoria, en fin, en todos los oriundos (de nacimiento o de afecto) de esta tierra y que ahora necesitamos más que nunca para olvidar esa realidad tan distinta que nos rodea. Nada que no sea el Carnaval, y los comentarios en torno al él, sus preparativos, sus situaciones, sus actos, su previsible mal o buen tiempo (tema muy recurrente en todas conversaciones), hace que nos movamos en estos días.
Y con esta mirada entre alares me despido esta semana. Buenos preparativos para todos.
Ya.... llegamos al pueblo
ResponderEliminarmaletas preparadas,disfraces preparados y nuestra ilusion tambien
hasta pronto
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLas fotos son preciosas y muy originales.
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