




Ya se acabó. ¡Cómo pasa el tiempo! Tantos Días esperando que lleguen las fiestas y éstas se desvanecen sin apenas darnos cuenta…
Hemos tenido de todo: desde el calorcito y el sol radiante del Domingo de Ramos hasta los desapacibles días de lluvia en los momentos centrales de las celebraciones. Aunque, la verdad sea dicha, para disfrute de propios y extraños, sólo una procesión tuvo que ser suspendida.
Lleno total durante la semana. Multitud de visitantes, incluso en los momentos más desapacibles. Gente que habrá paliado, sin duda, la economía de nuestro comercio y hostelería ya que los restaurantes y bares estaban llenos durante estos días. Acierto también el de las tiendas del centro que han permanecido abiertas.
Hemos recibido un año más (y parece que fue ayer) a los turistas con la bucólica imagen de las ovejas pastando en los fosos. También se han encontrado con la profusión de charcos en la muralla. E incluso en plazas céntricas como la Plaza del Buen Alcalde, por falta de adecuación del suelo. No me canso de repetir que, sobre todo, a la altura de “La Batería se forma, cuando llueve, un inmenso charco que impide el normal acceso de los transeúntes. Pero parece que mis protestas nuevamente caen en saco roto y nadie se pasa por allí para darse cuenta de que con un poco de tiempo y ganas se podría solucionar esta incomodidad.
Ha sido éste el último “paseíllo” de la actual corporación municipal, que esperemos, por la dinamización de la ciudad, se renueve el próximo día 22. ¡Pero en fin..!
Ciudad Rodrigo lleno, como nos gusta… Y ahora a esperar que, de nuevo, con las próximas vacaciones nuestras calles y plazas vuelvan a llenarse de gente.







