POR QUÉ ESTE BLOG


Este blog nace como consecuencia de la observación repetitiva de las deficiencias de nuestra bella ciudad.

Caminando diariamente por sus calles y sus espacios, se palpa una Miróbriga diferente a la ciudad que nos quieren vender: nos ofrecen historia, arte, belleza… y normalmente nos encontramos con una ciudad descuidada, una urbe a la que le fallan muchos de sus escaparates. Una villa que se hunde entre el abandono y la dejadez. Un pueblo que obliga a sus jóvenes a estudiar lejos de sus murallas, a emigrar porque aquí no encuentran una mínima posibilidad de supervivencia.

Sin embargo, y aunque pueda parecerlo, no es sólo crítica lo que pretendo.

Busco, como su nombre indica y aprovechando el Bicentenario, derribar ese muro que ante sus ojos tienen muchos vecinos y nuestros gobernantes.

A través de este espacio, pretendo abrir una brecha en este conservadurismo que nos gobierna, así como remover conciencias conformistas. Invito a todos aquellos con las mismas inquietudes que yo a que denuncien desde aquí aquello que les parezca injusto, indebido, antiestético, peligroso… Intentemos frenar el deterioro de la ciudad, especialmente cuando éste ese deba a la desidia de nuestros políticos. Espero que mi voz se deje oír y os pido que las vuestras me acompañen.



jueves, 23 de junio de 2011

Y OTRA VEZ LAS BANDERAS…




En algunas entradas de este blog he tratado ya el tema de las banderas que inundan nuestras calles. En su momento critiqué su exceso e incluso la conveniencia de su permanencia durante los dos años en que se celebra el Bicentenario. Para mí –y esta es exclusivamente una opinión personal– resultan perjudiciales para la ciudad, pues esa cantidad de enseñas ondeando al viento en balcones y calles vulgarizan una ciudad artística como es la nuestra, evocando más aún la imagen de esas verbenas de barrio de otros tiempos… Pero como esto, insisto, no es más que una opinión personal, respeto el que las banderas sigan ahí asombrando a los que nos visitan y provocando más de una murmuración.
Una vez pasados los meses y pasadas muchas inclemencias climatológicas, las banderas se han convertido en trapos rotos y sucios que se enrollan constantemente en los cables de los que penden. Y ahora sí que muestran una imagen penosa, pues la suciedad –normalmente excrementos de pájaros– resulta abrumadora y consigue sacarnos los colores a quienes pretendemos presumir de ciudad al enseñarla.
Me gustaría que las “banderolas” desapareciesen, pero si nuestro Ayuntamiento o Afecir, o todos los que han promovido esta campaña, se empeñan en que permanezcan, al menos cambien las enseñas por otras nuevas pues los desgarros, los rotos y las lámparas que, a fecha de hoy muestran, trasladan a los visitantes nuestra peor estampa

miércoles, 15 de junio de 2011

¡PELIGRO: OBRAS!





Desde hace ya varios meses, demasiados diría yo, Hay una obra abierta en la Avda de Béjar, exactamente en la intersección con la calle Voladero. Esta obra, vallada y apenas señalizada con un par de metros de cinta, constituye un peligro tanto para peatones (ya que coincide con un paso de cebra, amen de un pronunciado estrechamiento en la citada avenida) como para los vehículos. Pues bien: este socavón afecta a una parte de la vía, haciéndola más angosta y obligando a los coches a frenar para no invadir el sentido contrario.
Además, dificulta la visión a los automóviles que pretenden incorporarse a la avenida de Béjar desde la citada calle Voladero, procedentes de la zona de San Cristóbal. Como podéis comprobar por las fotos, es una molestia continuada y constante que, por lo que se ve, a nuestras autoridades parece darles absolutamente igual (como digo son ya muchos los meses que dicho tramo muestra este estado).
No sé a qué empresa corresponde la citada obra, ni si los cables que asoman son para el suministro eléctrico, telefónico o cualquier otro servicio; pero parece que no deben ser transmisores de nada ya que nadie se queja, ni nadie toma medidas.
No he querido dejar pasar ni un día más tras ver cómo una señora mayor hincaba sus rodillas en el suelo a causa de este mamotreto. Por fortuna todo quedó en un susto (el de la buena señora) y no hubo que lamentar desgracias mayores. Pero ante la mínima posibilidad de que la situación se repita, exijo a nuestro reciente concejal electo de obras y urbanismo, que precisamente vive cerca de este desaguisado, haga algo. Porque son estas pequeñas cosas las que queremos arreglar cuando elegimos a nuestros representantes… Y es mucho el emolumento que dicho señor percibe a nuestra costa para que esto continúe así.

lunes, 6 de junio de 2011

PÁJAROS Y MÁS PÁJAROS…






Cada día sobrevuelan más pajarillos por nuestros cielos. Será porque tenemos un aire limpio, claro y sin contaminación. Pero a mí cada vez me enfadan más. Sí: llamadme anti-ecológica, quizás lo sea… Pero, francamente, me resulta desagradable pasarme el día pisando excrementos, limpiando el coche de éstos (pues lo dejes donde los dejes, acaba hecho una porquería) y limpiando los cristales que estas simpáticas aves no hacen sino ensuciar. Ni poniéndoles CD’s, ni bolsas de plástico, ni nada… Ningún remedio es eficaz para que tus balcones, tu ropa tendida amanezcan manchados. Ni siquiera tú misma estás libre de que te lo dejen caer encima. Casi hay que protegerse con un paraguas al pasar por algunas calles.
Además de la suciedad, que nadie se molesta en limpiar (pues necesitarían de cepillos de alambre y manguera de agua a presión), está el molesto olor con el que nos reciben nuestras calles… y eso que aún el calor no aprieta,
Hay zonas como la Casa del Primer Marqués de Cerralbo (Edificio de Abarca para todos), a cuyas aceras no puedes ni arrimarte. Lo mismo ocurre con el edificio de El Porvenir, en la calle Gigantes.
Golondrinas, palomas, cigüeñas y algunas aves más que soy incapaz de identificar, ya que este tipo de animalitos nunca me han seducido, sobrevuelan y manchan nuestras edificios y calles. Y yo me pregunto: ¿no habría forma de acabar con esta invasión? Supongo que hoy en día habrá multitud de soluciones a este molesto problema: desde las menos invasivas (halcones u otros predadores) a las más radicales (capturarlos y sacrificarlos). Creo que el exceso de celo ecológico nos ha traído esta molesta, ruidosa y sucia invasión. Pido soluciones a nuestros nuevos ediles a ver si ellos hacen algo. Sé que estoy siendo políticamente incorrecta, pero de verdad que a mi me produce mucha repulsa esta situación.