POR QUÉ ESTE BLOG


Este blog nace como consecuencia de la observación repetitiva de las deficiencias de nuestra bella ciudad.

Caminando diariamente por sus calles y sus espacios, se palpa una Miróbriga diferente a la ciudad que nos quieren vender: nos ofrecen historia, arte, belleza… y normalmente nos encontramos con una ciudad descuidada, una urbe a la que le fallan muchos de sus escaparates. Una villa que se hunde entre el abandono y la dejadez. Un pueblo que obliga a sus jóvenes a estudiar lejos de sus murallas, a emigrar porque aquí no encuentran una mínima posibilidad de supervivencia.

Sin embargo, y aunque pueda parecerlo, no es sólo crítica lo que pretendo.

Busco, como su nombre indica y aprovechando el Bicentenario, derribar ese muro que ante sus ojos tienen muchos vecinos y nuestros gobernantes.

A través de este espacio, pretendo abrir una brecha en este conservadurismo que nos gobierna, así como remover conciencias conformistas. Invito a todos aquellos con las mismas inquietudes que yo a que denuncien desde aquí aquello que les parezca injusto, indebido, antiestético, peligroso… Intentemos frenar el deterioro de la ciudad, especialmente cuando éste ese deba a la desidia de nuestros políticos. Espero que mi voz se deje oír y os pido que las vuestras me acompañen.



sábado, 29 de mayo de 2010

¡QUÉ IMAGEN!






Paseaba ayer por la Plaza del Conde, aprovechando las mañanas todavía no demasiados calurosas de finales de mayo. Sorteando el incómodo pavimento que allí colocaron (del que ya os he comentado anteriormente la dolorosa experiencia de mis pies) y evitando a una excursión de turistas a los que una guía local les estaba explicando la historia y las características arquitectónicas de esta plaza, me fui arrimando hacia el lado derecho en dirección a la Casa de la Cultura. Y a medida que me acercaba a la esquina del edificio de Caja Duero, me llegaba un insoportable hedor que a esas horas el calor y el aire que ayer soplaba se encargaban de expandir.
No fui yo la única que percibía este desagradable aroma, los jóvenes y no tan jóvenes visitantes que se iban acercando, en dirección a la Catedral, empezaban a comentar lo pestilente de la fragancia que surgía de los conteneros soterrados (que adornan la fachada lateral del Palacio del Conde del Alba de Yeltes, del que toma nombre esta Plaza).
Contenedores estos que se encuentran, como podéis ver en las fotos, deteriorados, sucios, con pintadas y con la base ennegrecida como de haber sufrido un incendio en algún momento. Se encuentran en unas condiciones estéticas francamente deplorables. Os ahorro el olor porque de momento las tecnologías no lo transportan.
Es evidente que la limpieza de dichos artilugios hace mucho que no se ha realizado y ¿no creéis que, de seguir así, cuando el calor apriete en breve, no habrá alma que por allí pueda transitar?
Además de los contenedores subterráneos hay otros cuatro más, de los tradicionales verdes, que están arrimados a la pared, muy próximos a la calle del Toro. Con semejante despliegue, la imagen de esta zona resultaba aún más penosa. ¿Por qué han puesto estos últimos, verdes, tan cerca de los soterrados? ¿No resultan excesivos? ¿No será que los novedosos contenedores soterrados ya no están operativos –ésa es la impresión que da–?
A mí me dio vergüenza ver cómo se encontraba esta céntrica zona, tan transitada por propios y extraños y por ello he querido mostrarla. Me gustaría saber qué os parece a vosotros.

lunes, 24 de mayo de 2010

Y EL AGUA… ¿POR DÓNDE?





El Regato de Bodón a su paso por Ciudad Rodrigo ha desaparecido. El agua está oculta por una tupida capa de vegetación.
Apenas hace dos años de las obras con las que se supone se saneaba y remodelaba el cauce de este regato, que por entonces presentaba una imagen igual de penosa que la actual; de hecho el cartel que anunciaba la realización de dichas obras (con fecha de inicio “diciembre de 2007”) aún no ha sido retirado, como es costumbre de esta administración (por toda la ciudad existen carteles de obras finalizadas ya hace tiempo y que nadie se molesta en retirar).
Yo diría incluso que a lo mejor todavía no se ha pasado la garantía de dichas actuaciones, ya que normalmente se dan dos años desde la finalización de los trabajos. El caso es que el regato está oculto. La verdad es que yo me pregunto cómo se gastan de mal nuestros impuestos, porque el saneamiento y la conducción tenían como fin evitar que la maleza poblase el cauce del citado regato, ya que la abundancia de vegetación podía ocasionar graves inundaciones al subir el nivel del agua.
No soy ingeniero, ni siquiera especialista en la materia pero, a todas luces, los encargados del proyecto tampoco debían de andar muy puestos. Los propietarios de las huertas aledañas ya advirtieron que dejando despejado todo el ancho del cauce (aproximadamente unos nueve metros de barro fértil, removido y con constante humedad), el resultado de dicho saneamiento sería el desastre actual.
Ellos comentaban que debería haberse reducido el ancho del cauce aproximadamente a dos metros. Esta cantidad sería suficiente para el caudal de agua que normalmente circula. A continuación de la paredes de piedra, con las que tapizaron las orillas, se hubiese rellenado de cemento el fondo. Así se hubiese evitado la proliferación de vegetación que, de continuar así, provocaría inundaciones en el caso de nuevas crecidas.
Como podéis ver en las fotos que adjunto, los ojos el puente están prácticamente cegados por la vegetación. Supongo que habrá personas encantadas de ver de ese modo el regato, pero yo no comparto esa visión: me parece que ver el regato así da una imagen de abandono, de dejadez y suciedad, a parte de que con el calor el olor resulta francamente desagradable.

lunes, 17 de mayo de 2010

LAS DOS ORILLAS DEL RIO






Después de semanas de crítica, mostrando el lado menos amable de nuestra ciudad y tras pasar por esa especie de tortura a la que los noticieros nos han sometido, con noticias como recortes de derechos, ajustes y sacrificio, no podía dejar de pensar en que debía utilizar este altavoz que las nuevas tecnologías me han brindado para buscar algo positivo, relajante algo que me ayudase a superar las repetidas frustraciones y los reveses de los tiempo actuales… Así que, dado que por fin ha salido el sol y las temperaturas empiezan a darnos un respiro, decidí coger una vez más la cámara para recorrer nuestro oasis particular, nuestro Águeda, teñido hoy de un verde seductor y fascinante (¡quién diría que somos la ambarina Castilla!). Tal es el tono de nuestra ribera, que más se nos podría confundir ahora con la campiña inglesa, dada la exuberante vegetación –fruto de estos meses anteriores plenos de humedad–.
Caminamos por los senderos de piedrecitas, (habilitados al efecto no ha tanto tiempo) de la margen derecha. Pues, de abandonar este lecho de cantos, nos enterraríamos en la hierba, mojándonos los pies, dada la humedad que aún contiene.
Los árboles y la vegetación aledaña, para desgracia de los alérgicos (cada día más abundantes) están en todo su esplendor. De hecho se puede apreciar ya en algunas zonas cómo empiezan a soltar su “pelusilla” tan característica. Nuestro río, lleno como hacía años, reluce a la caída de la tarde mostrándonos su magnificencia.
Pero hoy no sólo recorreremos la alameda vieja, hoy vamos a ver el río desde su margen contraria; esa que siempre sale en nuestras fotos pero que pocos visitan. De difícil acceso, pues para llegar hasta ese otro lado he tenido que dar un buen rodeo por el camping municipal y seguir después por una vereda de tierra paralela a la Autovía. Todavía hay un trecho caminando. En coche es imposible llegar hasta la misma orilla.
También los árboles los encontré distintos, escasos, diría que envejecidos y algo más ralos que en su hermana paralela. Esta zona, sin duda, presentaba un aspecto menos pródigo que la de la margen contraria; sin embargo me sorprendió comprobar que desde aquí el Águeda se mostraba esplendoroso, más caudaloso y dilatado aún en su visión. Estaba descubriendo otra perspectiva del río (para muestra las tres últimas fotos que se adjuntan).
Aquellos que podáis, daos un paseíto. Espero que con esta entrada los sinsabores de estos días se os olviden un poco y podáis disfrutar de esta hermosa visión. Los que me leéis desde fuera sólo por eso me habrá merecido la pena el paseo.

martes, 11 de mayo de 2010

LAS ONCE ESCALERAS












Hoy vamos a dar una vuelta completa a la Ronda y descubrir el estado de sus accesos.
Empezaremos por el acceso en rampa sito en el Campo del Pozo, a la altura de los Juzgados. Éste está bastante bien rehabilitado, aunque incomodo de subir y bajar ya que la rampa está demasiado inclinada, pero al existir unas escaleras adosadas a la entrada de una vivienda particular podemos darle el visto bueno.
La cosa cambia al dirigirnos a las escaleras de la Puerta del Sol, en las que el deterioro de los escalones incluso de la baranda es más que evidente. No sé por qué no se repararan, incluso dotándolas de asideros para facilitar y hacer menos peligroso su ascenso o descenso.
En mejores condiciones se encuentra la de la Calle Madrid, aunque al ser tan prolongadas resultan peligrosas en el descenso (no pocos turistas mayores he visto bajar con el miedo en el cuerpo).
Otras subidas de nuestra muralla se encuentran en mejor estado. Las que acceden a la Muralla a la altura de la Catedral, tanto por la puerta de Amayuelas (escaleras metálicas que fueron instaladas no hace mucho y a las que se les podía haber dotado de acceso para personas discapacitadas o para mamás con carrito –se nota que una se ha encontrado con tantas dificultades cuando paseaba a mis niños, que no puedo dejar de resaltarlas–), así como por la plaza de Herrasti (rehabilitadas cuando se remodeló toda esta plaza) se encuentran en muy buen estado.
Continuamos nuestra ronda. Las de la puerta de Sancti Spíritus (también conocida como Puerta de San Vicente o de Santa Cruz), se llevan la palma en lo que a mal estado se refiere: rotas, con un gran deterioro en sus escalones y con la barandilla de obra a punto de desprenderse. Es una verdadera aventura, sólo para amantes del riesgo, descender por ellas. Menos mal que justo al lado se encuentra la calle Feliciano de Silva (de las “Casas de Cuartel”) y podremos bajar por ahí; o por las dos siguientes calles que quedan a la altura de la muralla.
Continuamos el paseo, llegando a la altura de la Colada. Para mí el mejor acceso, pues los escalones son cómodos y están distanciados con lo que también se puede subir con carritos.
La Batería está mejor preparada, si bien la rampa habilitada para personas con dificultad es estrecha y demasiado empinada.
A pocos metros, en dirección a la calle de la Sinagoga, el acceso está bien: las escaleras se encuentran en buen estado y descendemos y ascendemos por esa zona sin problemas. También el pequeño callejón de la puerta de Santiago, al que recubrieron de piedra después de estar años forrando de madera, está en buenas condiciones.
Concluida la ronda, nos damos cuenta de que algunos accesos son peligrosos, restringidos y están mal acondicionados, por ello pedimos desde aquí que se reparen las escaleras que se encuentran en mal estado y se mejoren las demás.

jueves, 6 de mayo de 2010

LA CHURRERÍA DE LA COLADA… HECHA UN CHURRO






Vergonzoso e intolerable, no me canso de incidir en el tema de los inmuebles abandonados, destruidos o en proceso de derrumbe.
No hay zona de la ciudad, incluidos sus arrabales, que no muestre estas feas estampas. Cosa normal dada la falta de cultura de rehabilitación que últimamente hay. Es sobre todo dentro del casco amurallado donde abundan estos desaguisados, que estropean y deslucen zonas recién arregladas como es ésta que os muestro.
No hace tanto que se reparó el acceso a las llamadas “Casas del Cuartel” (por cierto, toda una tropelía inmobiliaria de los años 70; pero éste sería otro tema). Este calzada se habilitó construyendo una útil rampa que permite el tránsito con coche desde la misma Colada hasta el campo de San Vicente, evitando la molestia de tener que salir de murallas para accederá esa zona.
Se sustituyeron las escaleras que siempre habíamos conocido por esa rampa que en sus laterales se convierte en vía escalonada.
A mí el resultado me pareció muy acertado y es una pena que, aprovechando las obras en esta zona, no se tomara alguna medida al respecto de estas ruinas adosadas a la mencionada rampa.
Desde la zona del Parador ya se puede ver el mal estado de este inmueble: lleva años abandonado y el destrozo aumenta a pasos agigantados. Si a esta imagen le unimos los contenedores, llenos a rebosar un domingo por la mañana, la imagen ya es del todo deplorable.
No hace tantos días se publicaba que el Ayuntamiento obligaba a los propietarios de la casa de la calle Estacadilla a demolerla o a reparar la situación en la que se encuentra, en el plazo de dos meses. Esperemos que esto se cumpla, pues desde este blog se ha denunciado ya en dos ocasiones la situación de dicho inmueble (“Al ladito de la Catedral”, I y II).
Esperemos que de una vez por todas nuestros ediles se paseen por su ciudad y descubran, como lo hacemos los demás, la cantidad de mellas, desperfectos, roturas e inmuebles abandonados que nos acompañan. Esperemos que también decidan hacer algo, aunque para nuestra desgracia parece que a nuestros políticos lo que más les interesa son sus carreras profesionales. No parecen trabajar para el pueblo, sino vivir de él.

domingo, 2 de mayo de 2010

LAS CICATRICES DE LA CATEDRAL






Hoy le toca el turno a la Catedral de Santa María, otra vez en obras y acompañada de grúas y andamiajes. Hacía ya algún tiempo que no la veíamos así. Como habréis podido observar en las fotos que adjunto en entradas anteriores, suelo hacer desaparecer las grúas que tanto la afean.
Las últimas obras de importancia se efectuaron con motivo de la Exposición de Las Edades del Hombre y entonces devolvieron a nuestra Catedral al esplendor de otros tiempos. Por cierto, nadie se ha molestado aún en quitar los carteles que anunciaban aquella obra, a pesar de que desde este blog se denunció. Y hoy en día conviven juntos los carteles de las actuaciones anteriores y los actuales. Debe ser que la Junta necesita continuamente publicitar sus logros. Ahora el motivo de los trabajos es diferente: en arqueología, lo mismo que en la vida, hay modas y últimamente los científicos y estudiosos quieren restauran los edificios o construcciones de otra manera.
Son propensos a que los trabajos de restauración sean visibles; es decir: no se trata de arreglar, como antes, los desperfectos causados por el paso del tiempo, disimulándolos lo mejor posible, sino de resaltar las tareas de rehabilitación procurando que las actuaciones llevadas a acabo se noten.
Por ello, ahora han decidido que en la torre de nuestra seo vuelvan a lucir las cicatrices que, durante la Guerra de la Independencia, causaron los bombardeos, y que de nuevo salgan a la luz los huecos que antaño, al terminar la contienda, habían sido cegados con ladrillo y cal por un ingeniero militar.
Ahora se van a retirar todos los rellenos con lo que se descubrirán nuevamente los impactos haciendo que la fachada resulte nuevamente “destrozada”, tal y como quedó tras los sitios a que fue sometida la ciudad.
Parece que ya se han retirado los andamios de la torre, que aquí habrían finalizado las obras. Os muestro las fotografías y os comento que, a pesar de que el resultado global sí me gusta, no me acaba de agradar sin embargo “el tejadillo metálico” que recubre el friso. Considero que poner ahí un elemento tan diferente a la piedra, no hace sino deslucir el conjunto. El que ahora quieran enseñarnos las cicatrices me resulta indiferente, cualquier día volverán a cambiar las tendencias y seguramente los volverán a mandar rellenar. Lo importante es que se reparen, se restauren y se cuiden todos los edificios y construcciones de nuestra ciudad.