Parece que fue ayer… Y ya ha pasado un año. Una nueva edición de la feria del caballo, se está celebrando este fin de semana. “Reciente tradición” que, por lo que se ve, ya consolidada.
Instaurada, sin duda, por los muchos aficionados al caballo que estos años anteriores surgieron en esta tierra Charra. Tierra ligada, no podemos olvidarlo, desde siempre al toro bravo y a los equinos, los cuales se utilizaban tanto como medio de transporte como para labores agrícolas y ganaderas. No voy a ser yo quien niegue la historia, aunque habéis de reconocer conmigo que esta feria (con su torneo de justa y con sus casetas) poco refleja los usos y costumbres de estos lares, sino que este tipo de ferias pretender traer a Castilla los usos de Andalucía.
Disuena ver las carrozas, carretas o carruajes (antaño llamarlas tartanas) guiadas por caballeros ataviados con sombrero cordobés y traje corto, que a mí me parece poco charro.
Incluso dos jinetes que hacían las delicias de los espectadores en una pista de tierra habilitada al efecto llevaban atuendo andaluz. No les quito el mérito pues montaban francamente bien, pero sigo pensando que estarían mejor con trajes más castellanos.
La nave habilitada por el Consistorio estaba adornada al estilo del sur, con sus puestos de bebidas y con la música andaluza y las chicas bailando sevillanas. Lo que he dicho: creo que importamos fiesta. Pero bueno, si trae dinero y mueve a la gente, no seré yo quien me oponga.
Tampoco quiero dejar de advertir el riesgo que supone que algunos estén montados encima de los animales con evidentes muestras de embriaguez. Me pregunto si, estando moviéndose por toda la ciudad, no sería conveniente someterlos al correspondiente control de alcoholemia. De momento no ha ocurrido nada, pero porque la suerte los ha acompañado.
Otra cosa de la que quería hacerme eco es de la cantidad de excrementos que estos animales van esparciendo y que provocan malos olores y suciedad por donde pasan. ¿Por qué no se les obliga, de la misma forma que a los dueños de los perritos a recoger sus deshechos? Si no va a ser así, quizás no debieran dejarlos salir del recinto ferial.
Como veis, después del descanso estival he vuelto aún más “protestota”. Pero creo que no debe consentirse que la diversión de uno pocos moleste a los demás ciudadanos.