Estos días cálidos que el otoño nos regala, he aprovechado para pasear, para disfrutar de la calidad de vida que nos ofrece nuestro entorno y, al hacerlo, descubro que, al igual que hay muchas cosas hermosas, cuidadas y bien hechas en Miróbriga, también todavía hoy se encuentran lugares en muy malas condiciones.
Encuentro lagunas, deficiencias; por eso seguiré elevando la voz para mostrarlas por si alguien las desconoce. Así que retomemos el paseo donde lo dejé el último día.
Los edificios colindantes a la muralla –a escasos 100 metros de la Catedral– y cuyas fotos os mostré, tienen otra cara, que fue en su día fachada principal y que asoma a una estrecha calle que “De la Estacadilla” se llama. Conduce esta calle desde la Plaza de Herraste hasta la misma Casa de los Niños de la Doctrina; y es allí, casi escondida de miradas, donde se encuentra todo el esquinón medio desprendido, con una enorme grieta que lo recorre de arriba abajo; grieta que separa pesadas piedras de sillería, con el consecuente peligro de desprendimientos.¿Habrá que esperar a que ese trozo de fachada se desplome sobre alguna de las personas que por allí han de pasar para acceder a sus domicilios (todas ellas con una media de edad alta) o que se precipite encima de alguno de los coches que por allí pasan para que se haga algo? Porque aquí funcionamos así: cuando ocurra un accidente (esperemos que no sea irreparable), entonces se tomarán medidas. Pero de momento cerramos nuestros ojos y dejamos discurrir nuestra tranquila existencia
Encuentro lagunas, deficiencias; por eso seguiré elevando la voz para mostrarlas por si alguien las desconoce. Así que retomemos el paseo donde lo dejé el último día.
Los edificios colindantes a la muralla –a escasos 100 metros de la Catedral– y cuyas fotos os mostré, tienen otra cara, que fue en su día fachada principal y que asoma a una estrecha calle que “De la Estacadilla” se llama. Conduce esta calle desde la Plaza de Herraste hasta la misma Casa de los Niños de la Doctrina; y es allí, casi escondida de miradas, donde se encuentra todo el esquinón medio desprendido, con una enorme grieta que lo recorre de arriba abajo; grieta que separa pesadas piedras de sillería, con el consecuente peligro de desprendimientos.¿Habrá que esperar a que ese trozo de fachada se desplome sobre alguna de las personas que por allí han de pasar para acceder a sus domicilios (todas ellas con una media de edad alta) o que se precipite encima de alguno de los coches que por allí pasan para que se haga algo? Porque aquí funcionamos así: cuando ocurra un accidente (esperemos que no sea irreparable), entonces se tomarán medidas. Pero de momento cerramos nuestros ojos y dejamos discurrir nuestra tranquila existencia
Eso no es solo antiestético.
ResponderEliminar¡Es peligroso!
Por la pinta que tiene esa grieta parece que en cualquier momento se va a derrumbar.
Realmente las fotos lo dicen todo. Esas grietas asustan, y si os fijáis la calle es muy estrecha, pasar por ahí es un riesgo, espero que se haga algo al respecto pronto.
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