




Uno de los puntos negros en la circulación fuera del casco amurallado se localiza en la calle Cardenal Tavera, que une la Avenida de Béjar con la Avenida de Foxá. Es masiva la afluencia de vehículos en esta zona, especialmente porque allí está situada una de las entradas al colegio de San francisco. Si a esto le unimos la proximidad del Cuartel de la Guardia Civil, del colegio Misioneras de la Providencia o del Pabellón Municipal de Deportes (amén de ser una zona comercial en la que con frecuencia camiones y furgonetas de reparto paran a descargar) y a todo ello le añadimos el trafico que utiliza esa arteria para acceder desde la avenida Béjar hasta la del Conde de Foxá, el resultado es que a algunas horas del día es casi intransitable, formándose unos atascos de impresión.
A todos estos condicionantes hay que sumar que los conductores nos comportamos de modo incívico y, con la disculpa de que son apenas dos minutos, aparcamos de cualquier modo sin importarnos que haya pintada un línea amarilla o que molestemos a los que si están bien aparcados.
Justo enfrente del supermercado se habilitaron hace ya un tiempo varias plazas de aparcamiento; pienso yo que para el estacionamiento de vehículos en línea. Sin embargo, los conductores están aparcando en batería, de manera que medio coche invade la calzada propiamente dicha y dificulta seriamente el paso, especialmente cuando es un camión de reparto el que tiene que detenerse allí para la descarga. Por ello sugeriría a nuestra policía local que se pasase de vez en cuando por esta calle para recordar a los incívicos conductores dónde se puede o se debe aparcar.
Nuevamente mi queja de que en Ciudad Rodrigo se utiliza el coche de más (todos hemos visto a padres que echan mano del coche para llevar o recoger a sus hijos cuando no les separa la distancia de sus casa mas de doscientos metros). Y se puede entender en los días de lluvia, pero con buen tiempo…
Pensemos, cuando aparcamos o cuando dejamos un instante el coche, en los problemas y molestias que podemos ocasionar a los demás. Si todos fuésemos un poco más considerados y si nuestra policía local se diese una vuelta de vez en cuando, podríamos solucionar este punto negro de nuestra circulación.














