¿CÓMO ESTABA LA PLAZA?

Hace algunos años el Dúo Sacapuntas puso en boca de todos la frase “¿Cómo estaba la Plaza?” Frase a la que, en sus actuaciones, el público contestaba sonriéndose: “Abarrotaaaaa”
Pues así digo yo que se encuentra nuestra principal ágora.
A nuestro Alcalde y a su administración, si hay algo que le gusta más que asistir a ferias y certámenes, es aumentar el mobiliario urbano.
Es ya un abuso la cantidad ingente de jardineras y bolarditos con que llenan nuestras calles. No queda ya un solo hueco, en el que antes se pudiera aparcar, al que el primer edil no haya dotado con más o menos gusto de una de sus particulares jardineras. La Plaza Mayor es un discurrir por entre ellas. ¿Utilizar una señal para dirigir el trafico o poner a un agente de la autoridad no sería mucho mejor que tener que delimitar, como agujas de Carnaval, el lugar por donde atravesar la plaza?
Pero la fascinación por el paisajismo decorativo la han logrado los cañoncitos que se encuentran delante de la Casa Consistorial. Pueden gustar más o menos y se han convertido en la atracción de los turistas (no hay uno que no se haga la foto con los peques subidos en ellos).
Alguna mente pensante de la Casa Grande se le ocurrió que, para evitar que se aparque delante de ellos, habría que ponerles una protección y decidieron que unos simples conos naranjas, de los que se usan para señalizar obras, estarían bien. Como el resultado francamente fue espantoso, a otro se le debió de ocurrir que, pintados de negro, quedarían más acordes con la monumentalidad del conjunto. Pero nuevamente el resultado ha sido de dudoso gusto. Así que, si sumamos al trafico rodado la gente que pasea, que hace compras, los coches aparcados, los camiones de reparto, las jardineras, los cañones y los bolardos, no podréis negarme que nuestra plaza no esté abarrotaa.